Hablamos
continuamente de diferentes tipos de pantallas pero no nos hemos
detenido lo suficiente a explicar qué es concretamente una pantalla AMOLED. AMOLED viene de Active Matrix Organic Light Emitting Diode, significando estas cuatro últimas palabras las pantallas OLED, aún más conocidas que las pantallas AMOLED.
De este modo, el TFT regula la corriente que fluye por cada uno de dichos píxeles pudiendo diferenciar cada pixel en función del nivel de brillo que mostrará. Lo usual es que dicha corriente se controle usando dos TFT por pixel; uno se encarga de iniciar y detener la carga del condensador mientras que el otor se encarga de proporcionar el nivel apropiado de tensión al pixel para crear una corriente constante y evitar los picos de alta corriente.
Estas pantallas AMOLED cuentan con cuatro capas (capa del ánodo, capa intermedia orgánica, capa del cátodo y la capa que contiene toda la circutería) tal y como vemos representado en la imagen superior. Visto así seguro que te preguntarás, ¿qué diferencias aporta con respecto a una pantalla OLED?
De cara al consumidor la más significativa es el consumo de energía puesto que si en una pantalla OLED éste ya es bajo, en una pantalla AMOLED el consumo de potencia es aún menor siendo ideal para aquellos dispositivos donde la batería es reducida así como dispositivos que cuentan con una pantalla de entre 2 y 3 pulgadas, de ahí que sean usadas principalmente en dispositivos móviles.
Entre las ventajas de estas pantallas AMOLED, además del bajo consumo de energía, cabe destacar su delgadez y ligereza, la posibilidad de enrollar la pantalla facilitando su transporte o almacenamiento lo cual ayuda además a evitar que el dispositivo sufra una rotura gracias a su sistema de protección. Así mismo, ofrece una calidad de imagen superior y un menor coste que las pantallas LCD actuales.
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